Hoy quiero recomendarte un libro de poemas que cuando lo comiences no podrás dejarlo: Veinte poemas y una canción desesperada de Pablo Neruda.
Se trata de un conjunto de poemas en los que el protagonista absoluto es el amor. Canta a la mujer, a la angustia del amor perdido, al recuerdo de su enamorada… Este poemario forma parte de esos libros que generaciones de personas han tenido y tienen en su mesita de noche.
Su autor, el poeta chileno Pablo Neruda, escribió además muchos otros libros y fue galardonado en 1971 con el Premio Nobel de Literatura.
Con todos los poemas que forman este libro te sentirás identificado. ¡Si lo lees, nunca podrá dejar de ser uno de tus libros favoritos y tú también lo guardarás en tu mesilla de noche.
Uno de mis favoritos es el poema vigésimo que quiero compartir contigo:
POEMA 20… PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS MÁS TRISTES ESTA NOCHE…
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: «La noche esta estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos».
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
La Oreja De Van Gogh rinde homenaje e Pablo Neruda y pone música al soneto XLIV